6 de julio de 2016

El guardia civil que apoyó la Revolución de 1934

Un rincón rojo en el cuarto de banderas
Fernando Condés Romero. Nacimiento el 14/10/1906, Lavadores, Pontevedra (Galicia)- Fallecimiento el 3/8/1936, Madrid. Oficial del ejército, arma de Infantería. Ingresó en 1922 en la Academia de Infantería de Toledo. Estuvo destinado en Melilla donde fue condecorado. En 1925 fue destinado al Regimiento Murcia y en 1928 ingresó en la guardia civil. Tras pasar por las comandancias de Barcelona y Oviedo fue destinado a Madrid en 1933, donde ingresó en las JS e igualmente se incorporó a la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista). (…). Saber más... Fundación Pablo Iglesias.

La historia de Fernando Condés, el guardia civil que apoyó la Revolución del 34 y que, ya fuera del cuerpo, participó en la muerte de Calvo Sotelo
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La Nueva España
A principios de los 90, los republicanos militantes estábamos convencidos de que el término del reinado de Juan Carlos I iba a suponer también el punto final de la monarquía en España. Obviamente nos equivocamos: ya llevamos tiempo con otro rey, caminamos hacia unas elecciones y la palabra República no aparece ni en el programa de la izquierda de siempre -donde alguna vez sí estuvo- ni en el de la nueva coalición que aspira a sustituirla en la preferencia de los votantes. Se ha asumido que las cosas deben de ser así y como el pueblo también es soberano, es tiempo de callar, igual que en aquellos años lo fue de moverse. La estrategia para consolidar una alternativa viable a lo que pensábamos que había de venir pasaba por contactar con todos aquellos sectores que también deseaban el cambio para ir fortaleciendo la alternativa que debía hacerse cargo del cambio. Se multiplicaron los encuentros con todo tipo de organizaciones y personas que podían sumar y me queda el consuelo de que en medio de aquel maremagno pude conocer un poco de esa España en la que aún sobreviven ideas que van más allá de la simpleza con que nos hacen desayunar cada día nuestros políticos.

5 de julio de 2016

Toribión de Llanos del Somerón (Lena-Asturias) y la caza del oso (y II)

Breve historia de la caza del oso en Asturias    
Dibujo de oso pardo de Gonzalo Gil. Foto Archivo. 
La caza del oso en Asturias se recoge desde tiempos inmemoriales, asociada muchas veces a creencias y leyendas muy arraigadas en nuestra sociedad tradicional
La caza del oso. Ilustración del libro “Viaje ilustrado a las cinco partes del mundo”. Foto coloreada. (...). Saber más... Llanos del Somerón.

Basta recordar cómo en los orígenes del Reino Asturiano ya surge la imagen del oso temible, como bestia capaz de matar al mismo Favila, a quien se le suponían los atributos de fuerza y valor que iban unidos a la figura del rey guerrero. Así, los principales cazadores de osos se recuerdan mitificados, rodeados de leyendas e imágenes heroicas. El peligro que suponía perseguir y abatir a la fiera otorgaba gran mérito a quienes lo conseguían. Eran considerados hombres fuertes y valerosos, merecedores del respeto y admiración popular. Lobos, zorros, y otras alimañas eran perseguidas incansablemente, pero sin duda el oso fue siempre considerado el mayor de los trofeos. Destacaron numerosos nobles e hidalgos asturianos aficionados a la caza de este animal, a quienes se les reconoce gran destreza en este arte venatorio. Practicaban dos modalidades. Una de ellas consistía en hacer batidas en campo abierto ayudándose de perros para perseguir al animal, que finalmente era abatido con venablos o ballestas y, posteriormente, con armas de fuego como arcabuces o mosquetes.

3 de julio de 2016

Toribión de Llanos del Somerón (Lena-Asturias) y la caza del oso (I)

Toribión el popular matador de osos)
Oso en la montaña. Captura de pantalla de la imagen de portada del libro de Ezequiel Martínez, editado por la editorial La Trébere. Imagen coloreada. (...). Saber más. EFE: verde
Toribio García Morán (1792-¿1857?), más conocido como “Toribión de Llanos”, fue uno de los mayores cazadores de osos de Asturias
Ursus arctos Linnaeus, 1758 - Ministerio de Agricultura. AUTOR GUILLERMO PALOMERO. Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos Terrestres de España. (...). Saber más... studylib.

Llegó a abatir a más de setenta plantígrados, a los que asaltaba y acuchillaba en un abrazo, mortal para el animal. A casi todos los mató sin escopeta, sólo con la ayuda de un cayado y un cuchillo. Murió debilitado por las heridas y lesiones que le habían dejado casi inútil tras años de feroces luchas con los osos. Toribión, en febrero de 1815 se casa, a los veintidós años, con Teresa García Cienfuegos. Sus padres eran Francisco García Cienfuegos y Teresa Fernández Rivera, aunque es probable que murieran cuando era aún una niña. [1]. Esta información la podemos obtener del documento que recoge la consignación de la dote que dichos tíos hacen a su sobrina.

2 de julio de 2016

La dimisión de un capitán del Ejército español por el fusilamiento de ocho estudiantes en 1871

La indignación de Murphy
Nicolás Estévanez y Murphy (1838-1914). (…). Nicolás Estévanez fue un militar comprometido en la lucha por la democracia y la justicia social, permaneció en las filas del ejército español mientras sus ideas no se lo impidieron. (…). Saber más… Museos de Tenerife.

La dimisión de un capitán del Ejército por el fusilamiento de ocho estudiantes acusados de profanar la tumba del periodista mierense Gonzalo Castañón
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La Nueva España
El 27 de noviembre de 1871, en el Paseo del Prado de La Habana, que luego se rebautizó como Paseo Martí, se vivió una de esas escenas grandilocuentes que tanto gustaban a los autores del Romanticismo. Había allí un pequeño hotel de nombre y costumbres francesas, Le Louvre, donde se ofrecían hasta el amanecer bebidas y otros placeres, pero la popularidad del establecimiento la superaba su acera, conocida por ser un lugar de reunión habitual para los liberales de la isla. En aquel lugar, el capitán Nicolás Estevánez Murphy partió su sable públicamente y anunció su intención de solicitar su baja en el ejército español en señal de protesta por la ejecución de ocho jóvenes estudiantes, cuyo delito había sido la supuesta profanación de la tumba del periodista Gonzalo Castañón.